Hace tiempo que vengo maquinando la idea de hablar sobre las personas. Sobre los tratos que recibimos de acuerdo al sello que llevamos en la frente. Y me picó el bicho de sacar y compartir los pensamientos que, a veces, de tan escondidos que quedan en mi cerebro se pierden.
Me parece interesante explicarles que la vida me fue cambiando y que de ser una persona intolerante y muy estructurada, de a poco voy tratando de abrir mi mente y mi corazón para poder entender la loca realidad que me toca vivir. A esta altura puedo decir que soy bastante abierta y que si no coincido con lo que piensan otros, por lo menos respeto profundamente sus opiniones.
¿Cómo encaja esto con la reputación dudosa? Antes pensaba que una prostituta era una descarriada y que una monja era perfecta. Ahora creo que ambas son humanas y que cada una tuvo sus motivos para elegir su camino, que la perfección no existe y, que no todo es lo que parece.
¿Quién decide sobre la reputación de otros?. ¿Qué es la reputación en definitiva?: ¿una virtud?, ¿un castigo?, ¿una imposición social?
Como si no fuera complicado por sí solo el tema, se agrava aún más si pensamos que el 90% de las veces la cuestión de la reputación cae sobre las mujeres. ¿Son los malvados hombres los que nos señalan con el dedo o, las mismas mujeres, que limitan o critican en otras lo que quisieran ser y hacer y no se animan?
Todo un tema . Varios interrogantes... ¿ustedes qué opinan?
18/2/08
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