29/6/08

Con el "hongo" operado (Segunda parte)

Como todos sabemos, nunca las segundas partes han sido buenas y, ésta no es la excepción.

¡Cómo añoro a mis vecinos ruidosos del Sanatorio y al recorrido por los pasillos buscando una silla de ruedas!!


¡¡Veinte días con el "hongo" en casa!! y lo peor, ¡¡ni miras de que arranque de nuevo!!


El cirujano, el mejorcito de estos pagos, a los tres días le permitió caminar, doblar la rodilla, ¡hasta manejar! Todo de a poco y con prudencia, siempre y cuando comenzara de inmediato la rehabilitación con un kinesiólogo.


Por suerte no ha tenido dolor ni molestias en la pierna.

Por supuesto que yo con mucho cariño y, muy interesada en su pronta recuperación, lo llevé a su primera sesión con el kinesiólogo, que resultó tener una opinión diferente al médico y aconsejó ¡20 días de inactividad total! ¡Cómo detesté haber elegido a ese profesional en ese momento!


Así es, hace 20 días que ando con mi marido a cuestas, que no sólo ha tenido una inactividad física sino una regresión mental. ¡¡Si!!! está insoportable!! Dame, pasame, alcanzame, ayudame, llevame, llevame, llevame...




En un principio tontamente pensé que como iba a vegetar en casa iba a hacerse cargo de algunos detalles de los que normalmente me ocupo yo. Por ejemplo controlar si los chicos hacen sus tareas, darles dinero para meriendas, pasajes, salidas, etc., controlar si se llevan abrigo, si vuelven a horario. Ja, ja, ¡tan grandota y tan ilusa!


Como me imaginaba que me iba a volver loca, le propuse que armara una centrífuga de mi laboratorio, que hace cuatro meses ¡sí cuatro meses!, desarmó y nunca volvió a armar. Ja, ja, ¡tan grandota y tan ilusa!


Le sugerí que ordenara sus papeles, que dicho sea de paso, hace 17 años que no ordena. Ja, ja ¡tan grandota ...


Claro que ha tenido asistencia perfecta en cada evento deportivo transmitido por TV. Fútbol, boxeo, carreras, vóley, básquet, hasta GOLF!!! han sido los atormentadores sonidos que he escuchado cada vez que paso un momento en mi casa, entre trabajo y trabajo y llevadera de hijos y marido a sus actividades, que por supuesto son todas a horarios diferentes y en puntos equidistantes de la ciudad.


Como si esto no fuera lo suficientemente agobiante el auto, que se había convertido en mi mejor y único compañero, se rompió. Detesto ir a un taller mecánico, donde todos los tipos te miran como diciendo "mujer al volante, ¿qué le habrá hecho a la pobre máquina?". Me comí mis resentimientos secretos con los mecánicos y les dejé con mucho pesar el último bastión de mi fortaleza.


Después de eso, ayer, caí en cama (no antes de ir a trabajar y buscar a mi amiguito al taller) con un resfrío galopante, pero tuve que levantarme hoy ... para ir a comprarme unos antibióticos!!!


No hay nada en el mundo que le desee más en la vida a mi marido, que una excelente salud, que goce de una pronta mejoría, que vuelva a su estado psíquico normal y que ... ¡¡¡deje de parasitar de una buena vez, porque de lo contrario voy a tener que clonarme para hacerme cargo de tantas responsabilidades juntas!!!

18/6/08

Adolescen-tes


Me encanta ser docente. Amo lo que hago, pero debo admitir que últimamente dar clase se ha convertido en una tortura china. Es terriblemente decepcionante preparar un tema pensando que los pibes se van a estusiasmar y luego lo van a estudiar y, a la hora de las evaluaciones, te entregan una hoja en blanco, a veces sin ni siquiera escribir su apellido.

Pensando en cómo revertir esta situación me senté a pensar qué es un adolescente y ... ME ACORDË que yo también lo fui y, que salvando las distancias generacionales, es una etapa de la vida bastante difícil.

Es cuando comienza la búsqueda personal, y no te avisan que nunca más te vas a encontrar. Aparece el acné que se adueña de tu cara y no hay crema, ungüento, gel, loción té de yuyo o alimentación sana que te lo quite de encima. Llega para irse cuando se le dé la reverenda gana, lo cuál puede ser nunca.

Te sentís más gordo, más flaco, más alto, más petiso, más feo más tonto, más incomprendido, que cualquier otro ser humano.

La ropa te queda o demasiado grande o demasiado chica.

Sos grande para ver dibujitos,pero chico para las peli prohibidas para menores.

Sos más alto que tu vieja, pero cuando te mira enojada te sigue pareciendo un gigante, con el que ahora hay que pelearse, porque el tema es dar la contra, ser rebelde con causa o sin causa, da igual.

Te gustan los pibes que no te dan ni la hora y, cuando te empiezan a registrar ya no te interesan más.

Querés salir todos los fines de semana y no te dejan. Querés pintarte para ir a la escuela y no te dejan. Querés hacer educación física con pulseras, aros y collares y no te dejan. Querés quedarte a dormir, comer o vivir en la casa de una amiga y no te dejan. Querés irte de campamento con tus compañeros para el día del estudiante y no te dejan. Querés hacer lo que se te da la gana y no te dejan.
Todo lo que dicen y hacen los adultos, en especial los padres, te parece absurdo, equivocado.
Los bancos de la escuela son iguales a los que tenías en primer grado, vos creciste, pero no los incómodos bancos. No sabés dónde poner las piernas. Para escribir molestás al compañero de al lado y él a vos.

Te avergüenza cuando te dicen "¡cómo has crecido, qué grande estas!" y te dan ganas de contestar "Obvio, tarado, ya dejé los pañales y la mamadera hace rato, tengo 15 años!"

Te revienta ir a algún lugar y tener que andar besando a viejas a las que no conocés, que tienen mal aliento y unos bigotes que te pinchan.

Tenés que volver a la hora que te dicen y, para colmo, pasar por el dormitorio de tus viejos para avisar de que llegaste, y así de paso inspeccionan las condiciones en que regresaste.

Si no integrás un grupo, te sentís sapo de otro pozo.

Si te gusta estudiar sos un nerd. Si no te gusta estudiar, todos se encargan de pronosticarte un futuro de terror.

No te dejan poner la música a todo volumen y, vos no entendés otra manera de escucharla, hasta que te desenchufan el equipo.

Detestás levantarte temprano, ordenar tu habitación, colaborar en las tareas hogareñas, abrigarte porque nunca tenés frío...

Tampoco todo es tan negro: también es la época de reír por cualquier cosa, de tener muchos amigos, de las primeras salidas, del primer novio, con ese primer beso inolvidable. De usar ropa divertida, de bailar hasta que te duelen los pies

Ahora bien, eso siempre ha sido la adolescencia, pero ... ¿porqué me tengo que aguantar sus palabrotas groseras, las faltas de respeto constantes, los olores cloacales que despiden, la violencia con la que se manejan, la falta de compromiso con el estudio y, por sobre todas las cosas, porqué me tengo que bancar a sus padres o tutores que son peores que los hijos?

No todos los pibes son iguales, pero lamentablemente la tendencia nos dice que cada día se festeja más al que peor se comporta. El estudioso es un nerd y el docente se ha convertido en niñero.
¡Dios mío ya quiero jubilarme!!!!


14/6/08

Día especial


Hoy quisiera darte un gran abrazo y un besote. Ya han pasado seis años, pero no ha habido un solo día en el que no me haya acordado de vos. Me gustaría que en este momento estuvieras cerca mío. Siempre me apoyaste, me contuviste, me contagiaste tus ganas de vivir.

Extraño nuestras charlas, nuestras caminatas. Tus palabras siempre me alentaron, me guiaron durante muchísimos años.

Yo sé que de alguna manera estás presente en cada uno de mis actos. Sé que te reís y que te enojás con mis aciertos y con mis errores. Sé que disfrutás de mis hijos, porque los estás viendo crecer sanos de cuerpo y alma.

Sé que te fuiste como vos querías, sin dolor, casi sin darte cuenta. Pero ¡cómo me duele todavía tu partida papá!

Hoy es el Día del Padre y me ahoga ese nudo en la garganta que no me deja respirar, ni llorar, ni resignarme del todo a tu ausencia corporal.

Le doy gracias a Dios por los momentos que vivimos juntos, por el amor que me diste y por tu ejemplo de cada día.


¡FELIZ DÍA PA! ¡GRACIAS POR TODO LO QUE ME DISTE! ¡TE QUIERO MUCHO!

12/6/08

Con el "hongo" operado (Primera parte)


Tras 25 años de sufrir problemas de meniscos, ligamentos cruzados rotos, cartílagos lastimados y no sé cuántas otras yerbas más, mi marido (cariñosamente "el hongo") decidió operarse su complicada rodilla derecha.
Peregrinó durante un mes para que la prepaga tuviera todo listo para la fecha de la cirugía. Ja, Ja. Todavía está esperando un miserable hemosuctor que debía entrar con él al quirófano. Como los argentinos lo arreglamos todo con alambre, los médicos lo suplantaron por un sachet de plástico y una cánula. Total, a ellos no se les iba a inflamar la pierna como un globo aerostático si algo salía mal.

Después de una hora y media salió del quirófano (tardó tanto porque en el sanatorio hay una sola camilla para entrar y sacar pacientes de la sala de cirugía, él era de los últimos).

Ni bien lo llevaron a la habitación, dos experimentadas enfermeras lo "tiraron" a la cama y le hicieron volar el hemosuctor prefabricado que precariamente pendía de su herida. El doctor no le dió mayor importancia. Total, a él no se le iba a inflamar la pierna como un globo aerostático si algo salía mal.
El "hongo" en su salsa, durmió como si la peridural con la que lo anestesiaron hubiese estado preparada para un elefante. Yo supongo que si lo hubiesen anestesiado totalmente habría dormido por dos días. Y ojalá hubiese dormido un poquito más!! Cuando se terminó de despertar empezó mi martirio: que poneme las medias, que sacame las medias, que tengo hambre, que el té con tostadas no me llena, que traéme una bolsa con hielo para que no se inflame, que pasame el control remoto, que mové el televisor, que subime la cama, que bajame la cama, que dame agua, que no tengo sueño (¡obvio, si había dormido como un lirón!), que ¡¡a él se le iba a inflamar la pierna como un globo aerostático si algo salía mal!!.... má qué molesto que sos, hombre!!!

Dios es sabio, nos eligió a las mujeres para parir, porque estos machos maricones no aguantarían ni la primera, suave y leve contracción.

Por suerte la cena fue temprano, por supuesto todo se lo corté y se lo di en la boca, ¡Cómo si la operación de la rodilla le hubiese alterado el movimiento de las manos!

Mal suponía yo que, una vez terminada la cena, él iba a mirar tele un rato y yo podría dormir. Con el estómago contento el hombre se calmó, pero nuestros vecinos de la habitación contigua parece que sufrían de insomnio y que estaban festejando algo, porque hablaban tan alto como si estuvieran en una confitería con la música al taco.

Como es de esperarse no pude con mi genio y fui a la enfermería a poner las quejas, las que fueron amablementes recibidas, pero que no sentaron precedente alguno, ya que el jolgorio continuaba. Tenía que elegir entre, golpear al convalesciente rompe bolas que tenía al lado o, la puerta de nuestros desconsiderados vecinos. Naturalmente ganó la cordura y ... toc, toc, retumbó la puerta en el sanatorio. Silencio. Vuelvo a la habitación. Cierro los ojos. ¡Otra vez el griterío! Respiro hondo, cuento hasta dos millones de ovejas y las clasifico por sus colores y por fin me quedo dormida.

El enfermo ni se movió en toda la noche (si lo hizo ni me enteré porque dormí poco pero profundamente).
Por suerte a la mañana siguiente el médico le dió el alta, no antes de vaticinar una inflamación, posible febrícula para los próximos días, moretón gigante y algún dolor intenso en la zona. El alta médica estaba dada, pero se supone que una persona que acaba de ser operada de una rodilla debe salir de la institución en silla de ruedas y se supone que algún enfermero es el encargado de llevarlo hasta la salida.

Como lo obvio no siempre lo es, nadie era el encargado de llevar una silla de ruedas a la habitación. La enfermera del pasillo me mandó a buscar a la enfermera camillera, que estaba dentro de quirófano, lugar donde no se permite el ingreso a ningún simple mortal. Tras esperar media hora a que se abriera la puerta, me derivaron a la guardia, donde aparentemente había otra silla, ya que la de quirófano es exclusivamente para los operados. En la guardia, después de quince minutos un médico, con menos onda que un muerto, asoma la cabeza, creo yo que por error involuntario y, me le acerco para solicitarle gentilmente la silla. ¡Casi me come! "La silla de la guardia es para pacientes de la guardia, vaya a quirófano!!"¿¿?? Medio desorientada tuve que pegar media vuelta porque no me dió tiempo para retrucarle algo o para suplicarle por una silla, me cerró la puerta de tal forma que si no muevo la cabeza me la corta.

Iba yo meditando si lo sacaba a la rastra, si llamaba a los bomberos, si me quejaba en la administración, si me iba y lo abandonaba a su suerte, cuando de repente el empleado de seguridad, que me había visto peregrinar por varios motivos durante dos días, me preguntó qué andaba buscando, "una silla de ruedas" dije tímidamente, por miedo a que me sacara tarjeta roja y no me dejara volver a atravesar la puerta que él tanto custodiaba. De pronto ... se hizo la luz! el hombre caminó dos pasos, abrió la puerta de la sala de rayos, pidió prestada una bendita silla de ruedas y me la facilitó.

Cuando llegué el enfermo estaba tranquilo como agua de tanque, creo que ni había pestañado en la hora que perdí buscando su medio de movilidad.

De más está decir que tuve que sentarlo yo en la silla, llevarlo hasta la recepción, buscar el auto, estacionar lo más cerca posible, porque en la entrada justo había llegado una ambulancia, sacarlo, esquivar todos los pozos de las veredas rotas, subirlo al auto, devolverle al hombre de seguridad la silla y agradecerle y luego ir a conseguir un par de muletas, para que comenzara lo antes posible la rehabilitación ...

8/6/08

Varada en mi casa


¿Existe algo más vacío que un sábado a la noche cuando la pareja es el ejemplo viviente del aburrimiento y una es la mejor exponente de la adolescencia tardía??

¡Qué aburrida estoy!! El hongo duerme desde hace tres horas. De todos modos si estuviera despierto estaría enfrascado en algún partido de cualquier cosa: fútbol, tenis, bolitas, figuritas, cualquier cosa que se llame juego y sea televisado. ¿Hablar?...¿de qué?

Pensar que una de las cosas con las que soñaba de soltera era casarme para compartir con alguien los sábados a la noche. Una peli, un café, diez palabras seguidas y, quien sabe, tal vez,algo más.
¿Cómo es posible que los polos opuestos se atraigan y terminen juntos? Desde la Física se explica fenómeno, pero desde la vida no se entiende. Él casero, yo fiestera; él atento, yo el despiste total; él centrado y tranquilo, yo un tiro al aire; él siempre aceptando todo, yo que no me conformo con nada; él deportista, yo que me canso de tanto verlo correr a él; él siempre con los pies sobre la tierra, yo siempre viviendo en una nube; él agua, yo aceite ...

¡Qué aburrida estoy!!

4/6/08

Varada en la ruta


Siempre me he preguntado cuáles son los sentimientos y emociones de los camioneros y colectiveros de larga distancia, que pasan horas manejando, que duermen a la vera del camino o que tienen que enfrentarse a algunas situaciones insólitas durante el viaje: nacimientos, muertes, tragedias, cortes de ruta ...

Cortes de ruta SI!!! Ya sé de qué se tratan. Lo viví en carne propia.

Viajé para realizar trámites ( a 900 km), ida y vuelta en el día. Parto a las 21 hs. Ceno. Calefacción a full, me saco el abrigo. Película para dormir. A 90 km primer corte de ruta. Cuarenta minutos averiguando ruta alternativa. Desvío. Partimos. Película en lo mejor de la trama, no más de 100 km recorridos. Segundo corte de ruta. Se acabó la peli. Calefacción a full, me saco otro abrigo. Hora y media en la ruta frente a estación de servicio buscando ruta alternativa. Todas cortadas. "¡Si no paso yo, no pasa nadie!" es el lema. Colectivos toman contramano la ruta para llegar al comienzo del corte, "ya pasamos, nosotros no somos camioneros, no tenemos nada que ver en el conflicto". Un kilómetro o dos más adelante un camión con acoplado, bien grande, cruzado en la ruta. No pasa nadie, pero nadie!!. Un kilómetro y medio o dos ¡¡marcha atrás un tándem de colectivos!! Realmente fue entretenido ver las maniobras que hacían los choferes para llevar marcha atrás semejantes vehículos. De vuelta a la estación de servicio. Todos ordenaditos uno al lado del otro "Che, cierren bien todo, las puertas, las bodegas con los bolsos, pueden venir a robar"

"Señores pasajeros, no podemos seguir, pasaremos aquí la noche. No se puede utilizar el baño del colectivo ni bajar a los baños públicos, aprovechen de bajar ahora, tienen 15 minutos". Calefacción a full, me quedo en camiseta. Se detiene el colectivo. se apaga la calefacción.

Me vence el sueño. Me acurruco, me tapo bien con las cobijas del cole y que sea lo que Dios quiera ... ¡si quiere que nos volvamos mejor, total ya no hacía tiempo para realizar mis trámites!.

Temprano, está amaneciendo. Calefacción apagada, me muero de frío, me pongo todos los abrigos, me tapo bien. Movimiento de gente que quiere bajar al baño. Nadie sabe nada. Hay 15 km de cola de camiones en la ruta.

Sonrientes los empleados de la estación de servicio nos cobran seis pesos por un café con leche y 2 medialunas, nos dejan entrar de a grupos, como en las liquidaciones de fin de temporada. Cola para pagar, cola para encontrar mesa (el café con leche ya está congelado), cola para ir al baño, cola para salir del local.

Media mañana. Recién me doy cuenta que he pasado 12 horas en la ruta y estoy a 200 km de mi casa. ¿Justo hoy que era un día piola en el trabajo se me ocurre viajar?

¿Y?, ¿qué hacemos? Los choferes no tienen instrucciones, algunos pasajeros se quieren volver (me incluyo), otros quieren seguir (seguir es un decir, porque el piquete no se levantará por 48 hs dicen)

Alguien informa que un colectivo de otra empresa se arriesga (no es seguro que lo dejen pasar) a volverse, el que quiera que corra a conseguir un asiento porque se ofrecen a llevarnos. Allá voy, con mi pequeño bolso, me trepo, me siento. Pegamos la vuelta. Cuatro filas de camiones no nos dejan pasar, se bajan algunos pasajeros, discuten, vuelven a subir, ¡demasiados camioneros para ponerse a pelear!

Los choferes negocian, un camión se corre, nos tiramos a la banquina, como 5 km, a paso de hombre sobre un camino lateral de tierra y que no aguanta tanto peso. ¡Santos colectiveros, nos sacaron de ahí!

Retomamos la ruta, volvimos a esquivar algunos cortes.

¡Por fin en casa!
Acabó la odisea que me mostró que tengo unos nervios a prueba de balas ... o ¿será que a veces una necesita una escapada de la rutina, aunque se quede varada en el camino?