Esta noche lluviosa me lleva inevitablemente a la nostalgia. Siempre caigo en la misma época: la década de los 80.
Tal vez porque me tocó vivir buena parte de mi adolescencia y la mejor parte de mi juventud por aquellos años, es que los recuerdo con tanto cariño.
Si bien la moda no fue de las más agraciadas con la creatividad, la música ha dejado temas imborrables ... y cómo olvidarlos si en esos tiempos bailábamos lentos y cada canción nos traía (y nos trae) un recuerdo especial.
Fue genial vivir la adolescencia en un pueblo, donde todos éramos vecinos, donde todos nos cuidábamos, donde cada adulto era nuestro viejo y cada par nuestro hermano. También había chusmerío, pero ese es un mal inevitable.
Salíamos los fines de semana a los asaltos, a los cumpleaños de 15, a los bailes que organizaban los chicos de 5º para pagar el viaje de egresados. ¿Cómo olvidar las canciones de Pedro y Pablo, Piero, Silvio Rodriguez, Pablo Milanés, León Gieco, Marilina Ross y su "Puerto Pollenza"...No necesitábamos que nos llevaran, todo nos quedaba cerca, salíamos en grupo y por más que alguno del grupo enganchara algo, siempre nos volvíamos juntos.
La escuela era un espacio placentero, teníamos respeto por los adultos, que de paso nos ponían límites.
El primer novio, el primer beso, los primeros poemas, la primera desilusión, la primera pérdida.
Después vino la época de la Universidad, que para mi coincidió con la llegada de la democracia. Votar. Salir a la calle a festejar. Animarse a participar o no, dependiendo de los miedos de cada uno.
Dejar el hogar paterno, aprender a convivir con otras personas, sobrevivir con muy poca plata, hacer de la amistad un vínculo irrompible, duradero, incondicional.
Fumar mucho y comer poco, parciales que se amontonaban todos en una semana, después de un paro de docentes o no docentes universitarios, el miedo al presentarse a rendir una materia, la alegría y el festejo al rendir bien, la depre cuando se rendía mal
El primer amor, las "mariposas en el estómago", el primer dolor, la última vez que permití que me lastimaran.
Y la música seguía girando: Soda Stereo, Virus, GIT, Los Abuelos, Los Enanitos Verdes, Lerner, Billy Joel, Lionel Richie, Elton John, George Michael, Tina Turner, Génesis, Queen.
La ropa seguía siendo horrible, creo que lo peor de todo fueron las hombreras.
Para mi fue una época de muchas alegrías y algunas lágrimas, en la que conocí a gente que marcó mi vida para bien. Son los amigos y amigas que aún conservo y quiero como si fueran mis hermanos, hermanos del corazón.
En los 80 pasé muchas vacaciones estudiando, en ese momento todas las materias se rendían, ninguna se promocionaba. Hoy agradezco ese sacrificio.
Logré mi primer título, al que no le di demasiada importancia en ese momento y, gracias al cuál, me pude insertar en el ambiente laboral por primera vez.
Muchos dicen que en esos tiempos se pasó de la libertad al libertinaje. Es cierto que teníamos más libertades que generaciones anteriores, pero teníamos una formación sólida, pensábamos antes de hacer algo, poníamos mucha energía en nuestros sueños, nuestros proyectos, no se veía a ninguna chica borracha por la calle, ni a dos patotas peleando por la calle.
Poníamos pasión y alegría a todo lo que hacíamos.
Yo no digo que hayan sido tiempos perfectos, pero si puedo asegurar que éramos mucho más felices que los pibes de ahora. Nos aburríamos menos que ellos, a pesar de no tener tanta tecnología en casa. Tal vez esa sea la clave, no nos quedaba otra más que salir para vernos, comunicarnos a través de la palabra, mirarnos, darnos cuenta si alguien estaba triste o contento. Hoy mi hijo de 16 años hizo un trabajo práctico grupal de Historia, solo, se comunicó con su compañero a través del chat, buscaban las respuestas por internet, cuando lo terminaron se desconectaron y se acabó el asunto. Ninguno supo del otro si estaba bien, enfermo, contento, deprimido.
Para los que tenemos más de 40 estudiar o hacer un práctico con un compañero significaba mate, tortitas, risas, cargadas, escuchar música y cantarla, contarnos cosas, crear vínculos fuertes.
Por supuesto que son épocas diferentes, pero estoy muy agradecida de que me haya tocado vivir en los 80 esas etapas que marcan para siempre.
Les dejo un video que seguramente recuerdan...