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Corría 1976, comenzaba un nuevo año escolar, con mucho miedo porque me tocaba la maestra más temible y exigente de la escuela: la señorita Catty.
En el Día del Maestro quiero agradecerle a Dios por haber puesto en mi camino a esa MUJER. Fue madre, educadora, excelente persona y a mi me dejó un ejemplo de fortaleza, decisión, respeto, voluntad y valentía que he visto en muy pocos adultos.
Gracias a la Señorita Catty mi padre me compró mi primer par de patines y me permitió hacer patinaje artístico en el club. ¡Fue maravilloso!, por primera vez sentía a mis 11 años la extraordinaria sensación de la libertad.
Ella me incentivaba a escribir, ya que decía que lo hacía muy bien. Me conectó con el Círculo de Poetas y pude exponer varias veces mis poesías, siendo sólo una niña.
No recuerdo haber escuchado que alguna vez nos gritara. su presencia inspiraba respeto, pero no miedo.
Esta maestra, que no sólo veía en nosotros alumnos, sino también personas respetables y futuros ciudadanos, nos dejó lo mejor de ella: su ejemplo de vida, que fue muy corta y en la que tuvo que enfrentar situaciones terribles, pero siempre las transitó con una fortaleza admirable.
Podría escribir un libro sobre mi maestra de 6º grado, pero sé que ella, desde su pedacito de cielo debe estar sonriendo, porque sabe y entiende todo lo que significó su presencia en mi vida.
1 comentario:
UHHH que linda historia Susana!!! a la distancia tu Srta. Catty se parece a mi Madre Fabiana, en el hecho de haber sido buenos docentes, buenas personas, haber dejado en nosotras lo mejor de ellas y... coincido contigo en el pedacito de cielo de los maestros debe estar tu Srta. Catty sonriendo al ver como la homenajeas con esta modernidad del blog y mi Madre Fabiana, cantándole jotas y zambas, para hacer ruido nomás!!
Gracias por interesarte por mi
BESOS
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