¡Cómo añoro a mis vecinos ruidosos del Sanatorio y al recorrido por los pasillos buscando una silla de ruedas!!
¡¡Veinte días con el "hongo" en casa!! y lo peor, ¡¡ni miras de que arranque de nuevo!!
El cirujano, el mejorcito de estos pagos, a los tres días le permitió caminar, doblar la rodilla, ¡hasta manejar! Todo de a poco y con prudencia, siempre y cuando comenzara de inmediato la rehabilitación con un kinesiólogo.
Por suerte no ha tenido dolor ni molestias en la pierna.
Por supuesto que yo con mucho cariño y, muy interesada en su pronta recuperación, lo llevé a su primera sesión con el kinesiólogo, que resultó tener una opinión diferente al médico y aconsejó ¡20 días de inactividad total! ¡Cómo detesté haber elegido a ese profesional en ese momento!
Así es, hace 20 días que ando con mi marido a cuestas, que no sólo ha tenido una inactividad física sino una regresión mental. ¡¡Si!!! está insoportable!! Dame, pasame, alcanzame, ayudame, llevame, llevame, llevame...
En un principio tontamente pensé que como iba a vegetar en casa iba a hacerse cargo de algunos detalles de los que normalmente me ocupo yo. Por ejemplo controlar si los chicos hacen sus tareas, darles dinero para meriendas, pasajes, salidas, etc., controlar si se llevan abrigo, si vuelven a horario. Ja, ja, ¡tan grandota y tan ilusa!
Como me imaginaba que me iba a volver loca, le propuse que armara una centrífuga de mi laboratorio, que hace cuatro meses ¡sí cuatro meses!, desarmó y nunca volvió a armar. Ja, ja, ¡tan grandota y tan ilusa!
Le sugerí que ordenara sus papeles, que dicho sea de paso, hace 17 años que no ordena. Ja, ja ¡tan grandota ...
Claro que ha tenido asistencia perfecta en cada evento deportivo transmitido por TV. Fútbol, boxeo, carreras, vóley, básquet, hasta GOLF!!! han sido los atormentadores sonidos que he escuchado cada vez que paso un momento en mi casa, entre trabajo y trabajo y llevadera de hijos y marido a sus actividades, que por supuesto son todas a horarios diferentes y en puntos equidistantes de la ciudad.
Como si esto no fuera lo suficientemente agobiante el auto, que se había convertido en mi mejor y único compañero, se rompió. Detesto ir a un taller mecánico, donde todos los tipos te miran como diciendo "mujer al volante, ¿qué le habrá hecho a la pobre máquina?". Me comí mis resentimientos secretos con los mecánicos y les dejé con mucho pesar el último bastión de mi fortaleza.
Después de eso, ayer, caí en cama (no antes de ir a trabajar y buscar a mi amiguito al taller) con un resfrío galopante, pero tuve que levantarme hoy ... para ir a comprarme unos antibióticos!!!
No hay nada en el mundo que le desee más en la vida a mi marido, que una excelente salud, que goce de una pronta mejoría, que vuelva a su estado psíquico normal y que ... ¡¡¡deje de parasitar de una buena vez, porque de lo contrario voy a tener que clonarme para hacerme cargo de tantas responsabilidades juntas!!!
3 comentarios:
Ayyy!!!!!!! mi querida, como te entiendo, esto que a vos te está pasando, yo lo he vivido este año 2 veces, con las dos operaciones con su correspondiente terapia intensiva.... uno queda agotada!!!! y ni siquiera te quedan ganas p'a quejarte.
BEso amiga y que todo se vaya encarrilando para bien
COmo sigue el Sr. Hongo??
Hola Alma: esto del Sr Hongo me ha alejado un poco del blog. Parece que por suerte ya va retomando su actividad normal,aunque todavía con dificultad para caminar ( traducido: cada vez que puede me agarra de chofer)
Sinceramente y fuera de broma, espero que se recupere pronto y que después pueda hacer todas las actividades que su problema de rodilla le impedía realizar, ya que un tipo muy deportista y disfruta de cada actividad física que realiza.
Gracias por preocuparte. Un beso
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